Fue en la estación del apeadero de Lula en un momento indeterminado entre 1929 y 1930. Son House acababa de salir de la prisión de Parchman. Nunca estuvieron claros los motivos que le llevaron allí, pero por fin volvía a ser libre. Por aquel entonces Lula apenas tenía quinientos habitantes, era una aldea de paso, cerca de la frontera con Arkansas. Charley Patton, que ya había realizado dos prolíficas sesiones para Paramount (registrando, entre otras, su famoso 'Pony Blues'), se dejó caer por la cafetería de la estación. Allí vio una suerte de griot africano recitando versos envenenados y escupiendo insanas profecías por su boca. Por su puesto, se trataba de Son House, que de alguna manera había conseguido un trabajo en el café de la estación. Le gustó el sonido de House, esa forma agresiva de tocar la guitarra. Bueno... tocar... más bien golpear, castigar, pegar, arrollar. House parecía absorto en una especie de misión mesiánica y pulsaba las cuerdas como el sacerdote que está en pleno éxtasis de fervor. Sin duda a Patton le sorprendió.
A mediados de 1930, Arthur Liably, el cazatalentos de Paramount, regresó a la plantación Dockery para proponer a Charley Patton una nueva grabación. Pero esta vez le pidió que fuera acompañado de algún otro talento local que conociera. Patton no se lo pensó mucho. Se lo propuso a su inseparable compañero de aventuras, Willie Brown, y al hombre de la estación de Lula, Son House. También a una desconocida jovencita que tocaba el piano al estilo boogie woogie en los antros de la zona. Respondía al nombre de Louise Johnson. En el Delta no era muy habitual encontrar pianistas y menos femeninas y desde luego no fueron muchos los que dejaron huella de su música en grabaciones. Johnson sería una excepción.
El harén de Patton
Todas las sesiones importantes de Paramount se llevaban a cabo en el estudio principal de la compañía situado en Grafton, Wisconsin. En otras ocasiones se montaban estudios itinerantes en diversas poblaciones del Sur, pero esta vez y, sobre todo, teniendo en cuenta que Patton se había convertido en la gallina de los huevos de oro, la discográfica decidió apostar sobre seguro. Aunque le salió el tiro por la culata...
Se supone que Patton ya estaba prometido con la que sería su última esposa, Bertha Lee. De hecho vivían juntos. Las crónicas del Delta dicen que Patton contaba con una numerosa trouppe de hijos ilegítimos a los que hay que añadir los que tuvo con sus ocho esposas, de las que, por cierto, nunca se molestó en divorciarse de manera oficial. Patton no estaba por legalidades estúpidas pudiendo tener una botella de whisky cerca y la libertad de ser un hombre errante. Así que un mujeriego empedernido como él no podía desaprovechar la oportunidad de tirarle los tejos a la cándida pianista Johnson. Es más, parece que anteriormente ya habían tenido algún encuentro. Patton dice literalmente en su 'Joe Kirby Blues', grabado unos meses antes, que "la mujer que amo, Señor, vive en la ciudad de Robinsonville". Se cree que esa amada era Louise Johnson.
"No la quería, ¡quédatela!"
El caso es que durante el viaje en tren, Patton discutió con Johnson. Lo que empezó siendo un bronca mundana, fue subiendo de tono, hasta que Patton se levantó gritando y comenzó a abofetear a la indefensa pianista. Nada nuevo bajo el sol. La fama de Patton como tipo violento y buscabroncas venía de lejos. Sin embargo la situación se volvió tan tensa que tuvo que intervenir Son House para calmar los ánimos. El resto del trayecto Louise Johnson lo hizo el asiento de atrás junto a House, algo que no sentó nada bien a Patton. Años más tarde el propio House se vanagloriaría de haberle robado la chica a Patton. Otra variante de esta historia dice que fue directamente House el que invitó a un trago a la pianista, después de que esta discutiera con Patton...
Ya en Grafton, la cosa lejos de solucionarse se complicó aún más. En la pensión donde Paramount hospedaba a los músicos se produjo otro desencuentro. Patton daba por hecho que su affaire pasaría la noche con él. Nada más lejos de la realidad. En la recepción Son House no cogió llave de ninguna habitación. Patton mosqueado le preguntó que a dónde pensaba que iba. Una voz desde el fondo replicó "no le hace falta, ya tengo yo la llave de los dos". Era Louise Johnson y en efecto el provocador House pasó la noche con ella en la minúscula habitación del motel.
La cara de Patton debió ser un poema. "Yo que he descubierto a esa niñata, le he dado la oportunidad de grabar y encima se pira con mi mejor amigo". A la mañana siguiente en la sala de grabación House y Patton no se dirigieron la palabra. Patton incluso le empujó y después soltó a House en una aire altivo y de aparente indiferencia: "Mira tío, no la quería, así que, ¡quédatela tú!". Patton era demasiado orgulloso para admitir que le habían levantado a su chica.
El blues de toda la noche
Con estos antecedentes, más propios de una crónica rosa que de las rudas historias del Delta (¿acaso son tan diferentes?), adquiere un nuevo y dramático sentido la conversación que mantienen Charley Patton, Son House y Willie Brown mientras Louise Johnson graba su tema 'All night long blues'. Seguro que no es la única que se produjo en la época. Entre bluesmen, las historias de celos, broncas y despechos estaban a la orden del día. Sin embargo, el valor histórico de este asunto de faldas radica en que quedó registrado para la posteridad
Según Ted Gioia, "Johnson no podía haber tocado o cantado con más intensidad emocional de la que exhibió aquel día en Grafton. Tal vez siempre actuara con ese ardor; carecemos de otras grabaciones con las que contrastar. Pero en esta memorable grabación es difícil no escuchar a Lousie Johnson cantando su blues personal, avivado por los acontecimientos que habían tenido lugar durante las veinticuatro horas previas". Louise Johnson se convirtió por tanto un pequeño mito en la música del Delta, no solo por ser la mujer capaz de romper la relación entre dos leyendas como Patton y House, sino -he aquí lo importante- porque es de las pocas pianistas de Mississippi que desarrolló un estilo de blues más propio del stride de Harlem o del ragtime de Saint Louis, un boogie woogie ágil, rítmico y profundamente emocional.
En esa misma sesión, Charley Patton grabaría tan solo cuatro canciones, un número muy bajo comparado con sus grabaciones anteriores. Toda la anteción recayó en el liante House que debutaría en un estudio con algunas de las piezas más emblemáticas de su repertorio. Aunque no volvió a grabar hasta una década después, su reputación comenzó ese día en Grafton con obras maestras como 'Preachin' the blues' o 'Dry Spell blues'...
Para finalizar, la transcripción de la conversación que se oye de fondo en la canción. No tiene desperdicio...
Bluesman errante / Robert Crumb |
El harén de Patton
Todas las sesiones importantes de Paramount se llevaban a cabo en el estudio principal de la compañía situado en Grafton, Wisconsin. En otras ocasiones se montaban estudios itinerantes en diversas poblaciones del Sur, pero esta vez y, sobre todo, teniendo en cuenta que Patton se había convertido en la gallina de los huevos de oro, la discográfica decidió apostar sobre seguro. Aunque le salió el tiro por la culata...
Se supone que Patton ya estaba prometido con la que sería su última esposa, Bertha Lee. De hecho vivían juntos. Las crónicas del Delta dicen que Patton contaba con una numerosa trouppe de hijos ilegítimos a los que hay que añadir los que tuvo con sus ocho esposas, de las que, por cierto, nunca se molestó en divorciarse de manera oficial. Patton no estaba por legalidades estúpidas pudiendo tener una botella de whisky cerca y la libertad de ser un hombre errante. Así que un mujeriego empedernido como él no podía desaprovechar la oportunidad de tirarle los tejos a la cándida pianista Johnson. Es más, parece que anteriormente ya habían tenido algún encuentro. Patton dice literalmente en su 'Joe Kirby Blues', grabado unos meses antes, que "la mujer que amo, Señor, vive en la ciudad de Robinsonville". Se cree que esa amada era Louise Johnson.
Ilustración Robert Crumb |
"No la quería, ¡quédatela!"
El caso es que durante el viaje en tren, Patton discutió con Johnson. Lo que empezó siendo un bronca mundana, fue subiendo de tono, hasta que Patton se levantó gritando y comenzó a abofetear a la indefensa pianista. Nada nuevo bajo el sol. La fama de Patton como tipo violento y buscabroncas venía de lejos. Sin embargo la situación se volvió tan tensa que tuvo que intervenir Son House para calmar los ánimos. El resto del trayecto Louise Johnson lo hizo el asiento de atrás junto a House, algo que no sentó nada bien a Patton. Años más tarde el propio House se vanagloriaría de haberle robado la chica a Patton. Otra variante de esta historia dice que fue directamente House el que invitó a un trago a la pianista, después de que esta discutiera con Patton...
Ya en Grafton, la cosa lejos de solucionarse se complicó aún más. En la pensión donde Paramount hospedaba a los músicos se produjo otro desencuentro. Patton daba por hecho que su affaire pasaría la noche con él. Nada más lejos de la realidad. En la recepción Son House no cogió llave de ninguna habitación. Patton mosqueado le preguntó que a dónde pensaba que iba. Una voz desde el fondo replicó "no le hace falta, ya tengo yo la llave de los dos". Era Louise Johnson y en efecto el provocador House pasó la noche con ella en la minúscula habitación del motel.
La cara de Patton debió ser un poema. "Yo que he descubierto a esa niñata, le he dado la oportunidad de grabar y encima se pira con mi mejor amigo". A la mañana siguiente en la sala de grabación House y Patton no se dirigieron la palabra. Patton incluso le empujó y después soltó a House en una aire altivo y de aparente indiferencia: "Mira tío, no la quería, así que, ¡quédatela tú!". Patton era demasiado orgulloso para admitir que le habían levantado a su chica.
El blues de toda la noche
Con estos antecedentes, más propios de una crónica rosa que de las rudas historias del Delta (¿acaso son tan diferentes?), adquiere un nuevo y dramático sentido la conversación que mantienen Charley Patton, Son House y Willie Brown mientras Louise Johnson graba su tema 'All night long blues'. Seguro que no es la única que se produjo en la época. Entre bluesmen, las historias de celos, broncas y despechos estaban a la orden del día. Sin embargo, el valor histórico de este asunto de faldas radica en que quedó registrado para la posteridad
Según Ted Gioia, "Johnson no podía haber tocado o cantado con más intensidad emocional de la que exhibió aquel día en Grafton. Tal vez siempre actuara con ese ardor; carecemos de otras grabaciones con las que contrastar. Pero en esta memorable grabación es difícil no escuchar a Lousie Johnson cantando su blues personal, avivado por los acontecimientos que habían tenido lugar durante las veinticuatro horas previas". Louise Johnson se convirtió por tanto un pequeño mito en la música del Delta, no solo por ser la mujer capaz de romper la relación entre dos leyendas como Patton y House, sino -he aquí lo importante- porque es de las pocas pianistas de Mississippi que desarrolló un estilo de blues más propio del stride de Harlem o del ragtime de Saint Louis, un boogie woogie ágil, rítmico y profundamente emocional.
En esa misma sesión, Charley Patton grabaría tan solo cuatro canciones, un número muy bajo comparado con sus grabaciones anteriores. Toda la anteción recayó en el liante House que debutaría en un estudio con algunas de las piezas más emblemáticas de su repertorio. Aunque no volvió a grabar hasta una década después, su reputación comenzó ese día en Grafton con obras maestras como 'Preachin' the blues' o 'Dry Spell blues'...
Para finalizar, la transcripción de la conversación que se oye de fondo en la canción. No tiene desperdicio...
Patton (hablado). ¡Hazlo mucho tiempo, hazlo por mí, cariño!
Johnson: Me desperté esta mañana, la tristeza rodeaba mi cama.
Willie Brown (hablado): ¡Hazlo mucho tiempo, Louise! ¡Enloquécelos! ¡Enloquécelos!
Johnson: Nunca he tenido un hombre bueno, uno que me tranquilice y me quite este dolor.
House (hablado): Señor, tengamos una reunión aquí y ahora
Patton (hablado): ¡Ah bah...!
Johnson: Señor, voy a emborracharme y voy a caminar por las calles toda la noche.
Brown (hablado): Vamos, mala mujer.
House (hablado): ¡Hey, hey!
Johnson: Bueno, me voy a emborrachar y voy a caminar por las calles toda la noche, porque el hombre que amo, juro que no me trata bien.
Patton (hablado): Bueno, la ley te va a atrapar por escaparte.
Fuentes:
- Blues: la música del Delta del Mississippi, Ted Gioia. Ed. Turner Noema. 2010.
- Robert Crumb Draws the blues. Robert
Crumb. Last Gasp. 1993.
Desde luego que en el All Night Long Blues se percibe no solo la tensión sino también ese tipo de complicidad que solo se consigue después de compartir fluidos... ¡Bravo por Louise Johnson!
ResponderEliminarGenial, y mas genial aún las aportaciones gráficas del maestro Crumb, gran conocedor y apasionado divulgador de su otra pasión, el Jazz, Blues & Country.... mujeres y blues, creo recordar que fue una disputa por una mujer que se incendió el local de Arkansas donde BB King se juega la vida por si guitarra, hecho por el cual a partir de aquel momento todas sus guitarras se bautizarían como aquella mujer..."Lucille", pero esa es otra historia, y mucho mas conocida y menos interesante que la nos traes hoy...
ResponderEliminar:-) cierto... yo también me he quedado impresionada por las imágenes de Crumb
EliminarFantástico post, lo que no es nada sorprendente en este blog.
ResponderEliminarUn saludo
Pelea de gigantes que cuando lo leí, en ese glorioso libro de Ted Goia, me hizo recordar a aquellas legendarias historias de los goliardos, aquellos músicos, juglares y cómicos medievales que iban de aldea en aldea o de Corte de Corte, ofreciendo sus servicios al mejor postor. Es una pena que
ResponderEliminarhaya quedado tan poca huella de Louise Johnson
Desconocía la "leyenda" de esta pianista. Tomo nota de la bibliografía,
ResponderEliminarFelicidades por el post.