"Un joven y apasionado músico llegó a la ciudad de Oklahoma, con su grueso jersey blanco, su gorro azul y el movimiento arriba y abajo de su saxofón plateado. Dejó a todos los músicos de lengüeta asombrados por los originales vuelos salvajes y emocionantes de su imaginación. Con su viejo instrumento de aire trastornó a toda la sección negra de la ciudad". Ralph Ellison, novelista.
Un aire inmóvil, pausado, levemente perturbado por las volutas de humo que, perezosas, dibujan formas circulares en el ambiente, en un camino impredecible antes de su definitiva disolución. La atmósfera parece detenerse en un instante concreto. Se mueve con una parsimoniosa indolencia, pero sus movimientos no están a cámara lenta, aunque lo parezcan. Son asombrosamente naturales. Toda la escena muestra un ambiente de relajación, de calma, de lentitud. La sombra y la penumbra se combinan en un despliegue de sobriedad luminotécnica que, con imperceptible mesura, contribuye a reforzar esa sensación de quietud. La luz difusa se funde con un piano nocturno y evocador. De repente, tras el sombrero, aparece él, delicado, ingrávido, etéreo. De su saxo salen unas notas golosas, redondas, cálidas y profundamente sugerentes. Da comienzo la 'sinfonía de medianoche', o como a él mismo le gustaba decir en su peculiar lenguaje: "una sirena tocando en la bruma".
Todo lo que rodea a Lester Young es volátil. Nos ofrece un extraño y dramático ejemplo de sonambulismo musical. Su estilo está íntimamente ligado a su personalidad, hasta tal punto que ese ataque seco y esa estrecha relación entre el swing y el fraseo, según muchos autores, nos dan muestra de un hombre frágil e introspectivo, entregado a la inconfundible sonoridad de su instrumento. Posee un sonido cerrado, natural que encaja con su discurso de placidez e indolencia en la ejecución. El diseño melódico, la elocución, la entonación y calidad de la voz conforman un todo vivo, una unidad que persuade y produce en el oyente un efecto de distensión. En palabras del crítico Lucien Malson "toca abandonándose, sin que trasluzca ninguna premeditación y parece buscar su camino, ir descubriéndolo poco a poco y saboreando con satisfacción el paisaje musical que va despertando mientras avanza".