¿Sabes lo que
significa echar de menos Nueva Orleans, añorarla día y noche?
Hay algo en la mitología del jazz que nos conecta
directamente con lugares idílicos y remotos. Un territorio oculto en nuestro
inconsciente, imaginario y profundamente evocador que nos transporta y nos
mece, nos arropa entre sutilezas de melodías y caricias en forma de acorde. Ese
eterno retorno de sensaciones tiene un claro punto de partida: Nueva Orleans,
la “tierra de los sueños” de la que habla el famoso estándar Basin Street Blues
. La mera posibilidad de viajar hasta allí para conocerlo nos fascina y al
mismo tiempo nos sublima. Luego la realidad es otra cosa…
La historia del jazz se muestra profusa en alusiones casi
míticas a la ciudad sureña americana. Las canciones y los recuerdos de los
músicos no se quedan atrás. “Brillaban luces de todos los colores, la música
que se oía en la calle provenía de todas partes", recordaba el pianista Jelly
Roll Morton. “Solía dormirme con el sonido mecánico del piano ragtime y
cuando me despertaba aún seguía sonando”, confesaba el compositor Spencer Williams, creador,
entre otras muchas, del mencionado Basin
Street Blues. “Durante el Mardi Gras, tío, nos lo pasábamos en grande:
había bandas día y noche tocando por las calles”, explicaba el trombonista
pionero Kid Ory. “Storyville [el
barrio de prostitución] tenía todo tipo de personajes, gente de todo el mundo
venía para ver lo que se cocía aquí, había diversión para todos”, evocaba un
siempre sonriente Louis Armstrong.