No iba a ser fácil. Lo tenía asumido. Entrevistar a Ray Davies, mi ídolo musical de todos los tiempos, y conseguir colocar esa entrevista en algún medio de alcance era una osadía, un reto demasiado grande que tal vez se me escapara de las manos. Pero había que poner toda la carne en asador. Quién sabe si era la última visita de Ray a España. Solo dos fechas: 20 de julio en La Mar de Músicas en Cartagena (Murcia) y el día 23 en el Jazzaldia de San Sebastián. Me había reservado una semana de vacaciones en función de esas citas. El objetivo estaba claro. Tenía una espinita clavada de su última visita a Madrid, en mayo de 2006, cuando sí que estaba acreditado para entrevistarle en un reducido encuentro con prensa (solo tres medios) en un hotel de Madrid, pero coincidió con un concierto de mi grupo de entonces en Salamanca y no llegué a tiempo. Mi hermano se hizo pasar por mí. Esos momentos de la vida que jamás se olvidan.
Ya las ofertas previas no fueron muy prometedoras. Nadie, ningún medio con los que contacté, pareció muy receptivo a mi propuesta de una posible entrevista "exclusiva" con Ray Davies. Los hubo que ni siquiera contestaron. Suele pasar, nada nuevo. La hermética maquinaria de la prensa musical/cultural de este país... En general la visita de Ray Davies, leyenda viviente de la historia del rock, no parecía despertar especial interés en los medios. Tan solo El Periódico de Cataluña publicó esos días una entrevista que uno de sus periodistas debió hacerle tiempo antes en Londres. Aún así, me guardaba un as en la manga: como iba a seguirle en sus dos fechas en España, propuse un diario de ruta, una crónica de viaje más allá de la meramente musical... algo diferente a medio camino entre lo periodístico, lo emotivo y lo literario. Tampoco sirvió. Afortunadamente María Antonia, responsable de Cuadernos de Jazz, me ayudó desde el primer momento intermediando con la organización del Jazzaldia, facilitándome información y con algo tan simple --quién lo diría-- como mostrar interés. Y por supuesto mis compañeros de Europa Press, pero eso era jugar en casa.
Con estos antecedentes intenté concertar una entrevista con Ray a través de las oficinas de prensa de los festivales para tener algo medio asegurado. Las noticias no eran muy alentadoras, en ambas me dijeron lo mismo: Ray no venía con muchas ganas de hacer ruedas de prensa y menos entrevistas. Visité a mi amiga Montse de la tienda Jazz y Más (tienda oficial del Festival de Jazz de San Sebastián durante muchos años) quien me dijo que pasara de las oficinas de los festivales y fuera directametne al manager del artista. Removí Roma con Santiago para encontrar un contacto previo con la oficina de Ray Davies en Londres. Lo conseguí y, lo que es más asombroso, conseguí que su jefe de prensa me contestara (algo que según supe después no es nada habitual): "We still may do a conference and I should know soon. Who would the interview be for?". Ese "soon", como veremos, aún resuena en mi subconsciente.
Bien, la cosa no había empezado mal. Por supuesto le respondí, le conté mi vida, le dije que llevaba meses de documentación revisando entrevistas previas, bibliografía, volviendo a ver todo el material documental que tengo de los Kinks para no hacer la entrevista típica. Manejaba información que nadie más tenía, al margen de fans, claro. Esa estrategia no surtió efecto. No volví a saber nada más de él. Aún así preparé casi cuatro folios con preguntas de todo tipo. Estuve una semana volviendo a ver todos los documentales de Ray y los Kinks que tengo y otros muchos que hay en Youtube. No solo buscaba documentarme, también familiarizarme con su acento cockney previendo que en esa hipotética entrevista iba a tener serias dificultades para entenderle. Pero no podía echarme atrás.
Para la primera cita en Cartagena, llegué un día antes a la ciudad con IsaJMoya, en su primera experiencia kink. Mi amigo Iñaki, a well respected fan, también estaba ya allí. El mismo día del concierto, mientras todo el mundo estaba en la playa, Iñaki y yo, junto a otro fan llegado de Barcelona, estuvimos desde por la mañana en la puerta del hotel NH Cartagena, lugar donde se supone se quedaba Ray. Vimos desfilar a turistas, aficionados que iban llegando pero no apareció nuestro hombre imaginario. No buscaba ningún autográfo ni foto (ya las tengo), mi prioridad era intercambiar unas breves palabras con él para intentar cerrar una entrevista posterior en Cartagena, San Sebastián o donde fuera. Otro kinkfan, Paco Romero, me dio un gran consejo: "si le ves, háblale de fútbol, Ray es un gran aficionado y puede ser una buena manera de entrarle". No hubo ocasión, estábamos en el hotel equivocado. Solo hay dos hoteles de cuatro estrellas en Cartagena y Ray se alojaba en el otro...
El concierto empezaba a las 23 horas, el día no había sido muy fructífero en relación a los objetivos marcados, pero la reunión con fans de los Kinks, ya amigos, venidos de todos los puntos de España y el concierto de Ray lo compensaron todo. Al acabar fuimos rápido hacia el Hotel Husa Cartagonova. Iñaki y Alfredo, el chico de Barcelona, ya estaban allí. Era una madrugada de domingo, no había nadie por la calle. Estuvimos unos 40 minutos en la puerta del hotel. Otro kinkfan, Luis Lapuente de Sonideros (Radio 3), se cansó de esperar -tenía la suerte de alojarse en el mismo hotel que Ray- y se subió a la habitación con su mujer Ana, no sin antes pedirnos que si sabíamos algo de él le avisáramos para que bajara. Pero Ray seguía sin llegar. Lo que sí nos llegaban, via Whatsapp, son fotos de otros fans que estaban con Ray en el backstage. "No puede ser", pensé. Un tanto desalentado decidí marcharme. Solo quedábamos cuatro gatos (literal) así que fuimos a tomar algo. Al doblar la calle del hotel había un tipo recogiendo una terraza. Era ya muy tarde, no teníamos muchos esperanzas de que estuviera abierto. Luis Aguirre le preguntó si se podía tomar algo aún. Nos dijo que sí. Yo me senté en un lugar estratégico en la esquina de ambas calles desde donde podía ver la puerta del hotel. Estuvimos charlando de la experiencia, Luis, Gemma, Isabel y yo.
Iñaki, Ray y yo (borroso) |
De repente, pasados unos 20 minutos, llegó un coche. Los cuatro salimos como balas hacia el hotel, el tipo del bar pensó que no queríamos pagar. ¡¡Era Ray Davies!! Pero lejos de esa imagen de estrella del rock que uno pudiera imaginar lo que vimos fue a un anciano de 70 años exhausto, tembloroso, casi sin fuerzas para hablar. Eso sí profundamente amable y cercano, que no escatimó en hacerse fotos con los allí congregados, firmar autográfos e incluso tuvo tiempo para bromear. Iñaki le dijo que si venía a tomar algo con nosotros: "ahora no, estoy un poco cansado, lo dejamos para San Sebastián...". En medio del lío no me pareció oportuno comentarle nada a Ray de mi entrevista, estaba fuera de lugar, ni siquiera quise pedirle una foto. Le vi tan cansado que pensé que no era momento, pero animado por Isabel me puse junto a él e Iñaki para inmortalizar el instante. Fui el único que salió borroso. Dave, el road manager, nos sugirió que ya se había acabado el tiempo de fotos, Ray necesitaba descansar. Todos lo entendimos.
Volvimos al bar, a pagar nuestras deudas y comentar la jugada. La emoción era indescriptible. A los 5 minutos apareció Dave, el road manager, luego Bill y Dick, guitarrista y bajista de la banda de Ray Davies. Obviamente nos fuimos a hablar con ellos. Bill es un guitarrista excelente que lleva acompañando a Ray desde hace años. Le hice un comentario musical sobre el cambio de tono que había notado en Waterloo Sunset y el arreglo de guitarra. Enseguida cambió el gesto y me miró sorprendido como diciendo "este tío controla". Hablamos durante un buen rato, una amena conversación sobre los Kinks, lo que supone tocar con una estrella como Ray Davies y mil cuestiones más de las que yo entendí la mitad, ya que mi nivel de inglés oral se encuentra un tanto oxidado. Alcanzada la confianza me vi con fuerzas de pedirle opinión sobre mi entrevista con Ray. Me dijo que lo mejor era contactar con su oficina en Londres. Que todo el tema de prensa lo llevan allí y que intentarlo como fan podría ser contraproducente. El road manager Dave me confirmó lo mismo. Es más dijo algo así como que si tenía la suerte de que Chris, su jefe de prensa, me respondiera, "algo que no ocurre muy a menudo", tenía mucho ganado. No le dije que Chris ya me había respondido, pero solo una vez, sin confirmarme nada más...
Luis, Dick, Gemma, Bill, yo, Isabel e Iñaki |
A la mañana siguiente quedamos todos los fans para desayunar. Luis Lapuente nos comentó que había visto a Ray en el check out del hotel. Ya más descansado, había estado hablando con él y por supuesto se habían hecho fotos y les había firmado el libro X-Ray, su autobiografía. Yo ni siquera había conseguido eso. Además había coincido con Omara Portuondo y Santiago Auserón. Por un momento me vi a mísmo en mitad de una foto con Ray y Santiago. Basta de fabulaciones. Mi próximo objetivo era San Sebastián, pero como estaba a la otra punta del país y teníamos dos días de margen habíamos previsto una parada técnica a mitad de camino, para tomárnoslo con calma. Albarracín, "el pueblo más bonito de España"según las guías, fue el lugar elegido. La noche del lunes, María Antonia de Cuadernos de Jazz, con la que estaba en contacto permanente, me mandó las previsiones de ruedas de prensa del día siguiente del Jazzaldia. Ray no aparecía. Según le dijo la organización lo había intentando hasta el último momento pero Ray Davies no estaba por la labor. Esta información fue confirmada por Kepa Arbizu, compañero periodista de Bilbao, al que día antes le había escrito por la misma cuestión. Estaba claro que uno de mis últimos cartuchos, es decir, hacerle algunas preguntas en rueda de prensa tampoco iba a funcionar.
El martes 22 de julio, un día antes del concierto de Ray en San Sebastián, decidimos levantarnos tranquilamente y dar una vuelta por Albarracín antes de salir. No teníamos prisa, con llegar a San Sebastián por la tarde era suficiente. A media mañana, sobre las 13 horas, cuando estaba sentado en el asiento del conductor a punto de encender la llave de contacto, me llega un mail urgente de María Antonia con el siguiente asunto: "AZKEN ORDUA / ÚLTIMA HORA : Ray Davies, Costa Vasca, 15:00". Casi simultaneamente Kepa, vía Facebook, me envía la misma información. Al final sí había rueda de prensa con Ray. Estuve unos segundos paralizado, sin reaccionar, no me lo podía creer. Si lo hubiera sabido la noche antes ya estaría en San Sebastián con la grabadora preparada, pero me encontraba a cuatro horas y media de distancia. Era imposible que llegara a tiempo a esa rueda de prensa. IMPOSIBLE. Le pregunté a Kepa si él iba a ir, pero estaba en Bilbao. No conocía a ningún periodista de San Sebastián para que, por lo menos, me hiciera el favor de hacerle un par de preguntas en las que estaba muy interesado. El destino es así de caprichoso a veces. Releí el mail de María Antonia esta vez con mayor capacidad de comprensión, me decía que preguntara por el jefe de prensa y que dijera que iba de su parte para que me tratara bien. Ella había hecho todo lo posible por conseguir que estuviera en esa rueda de prensa. Pero ya no valían las lamentaciones. No iba a poder ser.
Condujo Isabel, estuve todo el viaje pendiente del Twitter para ver qué decían los periodistas asistentes. Por un lado no quería saber nada del tema, por otro no podía evitar sentir curiosidad por imaginarme allí. Parece que Ray estuvo bastante simpático y dio varios titulares. El ambiente fue muy distendido. Tal vez --pensé- incluso hubiera sido posible hacer mi ansiada entrevista después de la rueda de prensa. Llevaba meses detrás de ese momento, tenía incluso escrito el saludo inicial, la despedida, los comentarios improvisados, las referencias, todo... Ahora solo me quedaba disfrutar del concierto, como un fan más. Quizá mi obsesión por entrevistar a Ray se había vuelto en mi contra y el destino me había jugado una mala pasada. O quizá simplemente, Ray no es real, o solo es real en su canciones. Unreal reality . No podía hacer nada más. Aprendí la lección, nunca conseguiré entrevistar a un hombre imaginario...
Ray Davies, eterno superviviente - Crónica en Cuadernos de Jazz.
"Is this really it?Imaginary Man, Working's Man Cafe (2007) - Ray Davies
Is this the final station?
It's really been quite a trip
I am, I am imaginary
I am, I am imaginary
I'm the imaginary man, imaginary man"
He disfrutado mucho esta "road movie", aunque al final no hubiera entrevista.
ResponderEliminarUf, tanto esfuerzo no fue tan en vano porque al menos tienes la foto y un artículo sobre tu honesto y tesonero esfuerzo. Salud y gracias por la buena nota.
ResponderEliminarHola Manu.... Menos mal que al final no has hecho la entrevista a Ray (ya existen unas cuantas), que si la hubieses hecho nos hubiéramos perdido esta insuperable historia (que es única).
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludotes jazzeros
¡Ah! y por cierto. Aquí se hace bueno el dicho que dice que "No hay mal que por bien no venga"....
ResponderEliminarBy...
Muchas gracias a todos por los comentarios. Por cierto, después de leer esta entrada, Chris, el jefe de prensa de Ray me mando un mail bastante extenso --algo que me sorprendió gratamente-- en el que, entre otras cosas, me decía que este otoño venía cargado de noticias Kinks y que por su parte intentaría que mi entrevista con Ray se hiciera realidad...
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