martes, 31 de marzo de 2015

Nueva Orleans, la cocina del jazz



¿Sabes lo que significa echar de menos Nueva Orleans, añorarla día y noche?

Hay algo en la mitología del jazz que nos conecta directamente con lugares idílicos y remotos. Un territorio oculto en nuestro inconsciente, imaginario y profundamente evocador que nos transporta y nos mece, nos arropa entre sutilezas de melodías y caricias en forma de acorde. Ese eterno retorno de sensaciones tiene un claro punto de partida: Nueva Orleans, la “tierra de los sueños” de la que habla el famoso estándar Basin Street Blues . La mera posibilidad de viajar hasta allí para conocerlo nos fascina y al mismo tiempo nos sublima. Luego la realidad es otra cosa…

La historia del jazz se muestra profusa en alusiones casi míticas a la ciudad sureña americana. Las canciones y los recuerdos de los músicos no se quedan atrás. “Brillaban luces de todos los colores, la música que se oía en la calle provenía de todas partes", recordaba el pianista Jelly Roll Morton. “Solía dormirme con el sonido mecánico del piano ragtime y cuando me despertaba aún seguía sonando”, confesaba el compositor Spencer Williams, creador, entre otras muchas, del mencionado Basin Street Blues. “Durante el Mardi Gras, tío, nos lo pasábamos en grande: había bandas día y noche tocando por las calles”, explicaba el trombonista pionero Kid Ory. “Storyville [el barrio de prostitución] tenía todo tipo de personajes, gente de todo el mundo venía para ver lo que se cocía aquí, había diversión para todos”, evocaba un siempre sonriente Louis Armstrong.