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domingo, 6 de mayo de 2012

Etimología de 'jazz' (I): la historia de Jasbo Brown


El jazz es una celebración, un rito, una alegoría. Nació en las postrimerías del nuevo siglo (el s.XX) en una ciudad portuaria y bulliciosa como Nueva Orleans, de la unión de diversos estilos e influencias previas. De África, América y Europa. Esa mezcla tan característica (y compleja), consustancial al estilo, fruto de un paulatino y silencioso proceso de evolución, desencadenó en lo que actualmente conocemos como jazz. Sin embargo el término propiamente dicho no tiene un origen tan claro como la música.

En los años 20, por ejemplo, la palabra se identificaba fundamentalmente solo con músicos blancos. Paul Whiteman era denominado como 'King of Jazz'. Aunque el fanfarrón más famoso de su historia, Jelly Roll Morton, aseguraba que él ya utilizaba el término 'jazz' desde 1902. Pero a oídos del público norteamericano pioneros como él, como Louis Armstrong o Joe 'King' Oliver practicaban música hot, no jazz. Inmediatamene, por tanto, surgen cientos de preguntas sobre la difusa procedencia del término...¿Cuándo empezó a usarse la palabra 'jazz'?, ¿de dónde procede? ¿quién lo hizo por primera vez? ¿en qué contexto?

A las múltiples teorías que intentan dar respuesta a estos interrogantes hay que unir las fuentes poco fidedignas, relatos cuasi mitológicos e historias del folclore popular, con poca base lingüística. Aún así, existe toda una literatura de investigación que pretende arrojar luz al misterioso origen de la palabra jazz. Las propuestas son tan variadas como pintorescas. Desde las diversas connotaciones sexuales del término, a las referencias a personajes de leyenda, reminiscencias africanas, derivaciones del dialecto criollo patois o del slang de los bajos fondos hasta incluso orígenes divinos.


domingo, 30 de octubre de 2011

¡¡Yo inventé el jazz!!



Fanfarrón, desmesurado, excesivo, violento, chulo, arrogante, mafioso, jugador, desafiante, socarrón o estrambótico son algunos de los calificativos que se le pueden aplicar. Pero, siendo justos, más allá del personaje y de esa controvertida fachada de evidente recreación - que en el fondo escondía a un buscavidas solitario y distante- nos encontramos a unos de los grandes músicos y compositores que ha dado Norteamérica, cuya genialidad ha traspasado la barrera del tiempo para situarlo donde se merece, en el Olimpo del jazz.

En su momento ya hablamos del halo de misterio que rodeaba a Buddy Bolden, el primer músico de jazz, debido a los escasos documentos disponibles sobre él; pues bien en esta ocasión es lo contrario. Todo lo que rodea a Jelly Roll Morton está sobredimensionado, exagaredo por él mismo o incluso distorsionado, por lo que no siempre resulta fácil dilucidar lo que es realidad o mero alarde. Una de las aproximaciones más serias y rigurosas hacia su persona fue la exhaustiva investigación de Alan Lomax recogida en libro 'Mister Jelly Roll', publicado en 1950, con testimonios basados en entrevistas personales y piezas grabadas para la Biblioteca del Congreso.

Jelly Roll Morton, además, era todo un especialista en reescribir la historia en la medida de su ego. Tal vez la más famosa de todas su afirmaciones se corresponde con la invención del jazz. En 1938, tras una época de inactividad, dirigió una carta al director de la revista DownBeat, con el fin de reconducir su carrera musical, que empezaba con la siguiente frase: "es manifiestamente sabido, sin ningún lugar a dudas, que Nueva Orleans es la cuna del jazz y resulta que yo fui su creador, en el año 1902".

En esa histórica carta Jelly Roll habla también de cuestiones estilísticas de la música jazz, de la rivalidad con W.C Handy y de otras muchas de sus aportaciones, entre ellas, llegó a asegurar que fue "el primer director-payaso, que decía cosas ocurrentes y vestía de forma llamativa, lo que hoy llaman un maestro de ceremonias". Para concluir la carta, utilizó la siguiente firma: "Jelly Roll Morton, creador del jazz, del stomp, artista para Victor y el mejor compositor de canciones hot del mundo".


Pero, ¿cómo era realmente 'el mejor compositor de canciones hot del mundo'?. Ferdinand Joseph LaMothe, es decir Jelly Roll Morton, nació en 1890 en Nueva Orleans, en el seno de una acomodada y elitista familia de criollos, contraria a cualquier integración racial. Aunque el propio Morton, para dar autenticidad a su relato sobre la invención del jazz, situaba su nacimiento en 1895 al tiempo que solía decir que su verdadero nombre era Ferdinand LaMenthe y que toda su familia provenía directamente de Francia.

A pesar de recibir formación clásica, desde adolescente empezó a trabajar como pianista en los burdeles de Storyville. En esa escuela forjó su verdadero estilo, a medio camino entre el ragtime y el blues. Como en su círculo familiar no estaba bien visto que alguien de su clase desperdiciara el tiempo tocando en el barrio más decadente de la ciudad, Morton se defendía diciendo que trabajaba como vigilante nocturno. Y en realidad no mentía del todo. Vigiliba, a través de una mirilla, la sala del prostíbulo, para hacer el acompañamiento que servía de coreografía al número de la prostituta. En función de lo sugerente de la interpretación de ambos recibía más o menos propinas.

Claro, cuando su bisabuela descubrió realmente a lo que se dedicaba, le echó de casa por ser una mala influencia para sus hermanas y una deshonra para la familia. Alrededor de 1904 dejó Nueva Orleans para nunca volver y empezó a deambular por todo el sur del país primero, llegando después hasta California, Canadá o incluso Alaska. Formó parte de compañías de minstrel y vaudeville, se dedicó a jugar a las cartas, se convirtió en proxeneta, hizo de todo con tal de sobrevivir. Por supuesto, nunca dejó de tocar el piano en cualquier barrelhouse o honky tonk que se preciara. Le gustaba hacer ostentación del dinero que ganaba. Tenía un diente de diamante y el guardarropa con trajes más amplio de todo Estados Unidos.

Su llegada a Chicago, hacia 1923, fue determinante para su carrera musical y se corresponde con su etapa más prolífica. Fue allí donde fundó su banda, los Red Hot Peppers, y dio rienda suelta a sus aptitudes como líder, compositor y arreglista. Realizó más de cien grabaciones y publicó rollos de pianola de sus composiciones. Eso sí, apenas interactuó con los músicos de Nueva Orleans que habitaban en la ciudad como Joe Oliver o el propio Louis Armstrong. Esta marginación le llevó a buscar trabajo como músico de publicidad. Conoció a los hermanos Melrose, unos blancos a los que consideró sus únicos amigos, que poseían una tienda de discos y una agencia de publicidad.

Según Gunther Schuller en su denso pero revelador y enciclopédico libro 'Jazz: sus raíces y su desarrollo' unas de las mayores aportaciones de Morton al jazz fue su interés por la forma musical que le llevó a introducir niveles de variedad y contraste desconocidos hasta entonces como las imaginativas yuxtaposiciones dentro de una misma pieza de polifonía, armonía, solo, contramelodía y el stop-time, uno de los rasgos distintivos de su música, utilizados todos ellos siempre como elementos estructurales individuales.

Hasta que Duke Ellington ampliara los límites de las posibilidades sonoras de una orquesta, los Red Hot Peppers de Morton fueron el paradigma de la interacción y compenetración de conjunto, tan característico del estilo de Nueva Orleans. Aunque a veces utilizara los métodos menos ortodoxos para conseguirlo. Hay una anécdota que describe la situación límite que el trombonista Zue Robertson vivió durante un sesión de grabación. Éste se negó a tocar una de las partes del mismo modo que aparecía en la partitura. Morton no dudó en sacar una pistola de su bolsillo y depositarla sobre el piano a modo de advertencia. Ni que decir tiene que en la siguiente toma el trombonista reprodujo las notas una a una tal cual las había concebido Morton.

La paradoja de Jelly Roll Morton es que, en vida, su música apenas influyó a sus contemporáneos. Esto puede ser debido a que su estilo representaba el fin de una línea, la tradición del jazz de Nueva Orleans y su evolución desde las formas primitivas del ragtime a la denomiada música hot. Además, en pleno apogeo de los Red Hot Peppers en los años veinte, el material que utilizaba Morton ya era visto como algo anacrónico. Por su parte, los pianistas de Harlem de los años treinta se burlaban de él porque lo consideraban una antigualla.

El 10 de julio de 1941 fallecía en Los Ángeles dejando un extenso legado musical que tal vez no haya sido del todo valorado en la historia del jazz, que siempre ha tendido más a destacar las anécdotas de las batallitas sobre el pasado y sus excesos discursivos que sus composiciones, grabaciones e innovaciones estilísticas.

De toda su discografía seleccionamos 'Hesitation Blues', a piano y voz, donde se observa ese toque ragtime con forma de blues pero con pasajes improvisados y un poderoso estilo vocal. En la composición de Joe Oliver 'Dr Jazz', por el contrario, perteneciente a la época de los Red Hot Peppers, apreciamos sus dotes como director de banda y arreglista al introducir las variedades formales y polifónicas de las que hemos hablado anteriormente. Puro sonido New Orleans.







"Un tipo con un gran pañuelo rojo en el cuello y sombrero de cowboy entró en nuestra tienda gritando 'atención todo el mundo, soy Jelly Roll Morton , el creador del jazz'; estuvo hablando como una hora sobre lo bueno que era y después se sentó en el piano y nos demostró todo lo bueno que había dicho que era, incluso mejor", Lester Melrose, publicista y padrino de la escena musical de Chicago.

domingo, 19 de junio de 2011

Los juglares del Medio Oeste


La primera vez que vi traducida la palabra 'minstrel' como 'juglar' me quedé un tanto perplejo, porque, a priori, mi mente jamás los habría asociado, aunque, de hecho, es su traducción literal. Había leído mucho y variado sobre los minstrels como una de las formas musicales precedentes a los estilos del Delta. Y por supuesto, situaba a los juglares en una época (Edad Media) y lugar (Europa) determinados...

Sin embargo, Estados Unidos también tenía sus propios juglares cuya música ejerció cierta influencia en la aparición del jazz y el blues, sobre todo si atendemos a su dimensión más comercial. Nada que ver con la tradición africana, ni con las worksongs de los campos de cultivo, ni con los field hollers. Su importancia radica en que pudieron preparar el terreno para que la música negra alcanzara un status de entrenimiento popular ante un público masivo.

Los minstrels no eran más que espectáculos teatrales musicales  y autóctonos, pero con una característica peculiar. Actores blancos, valiéndose de un corcho quemado, se pintaban la cara de negro y adoptaban la música y danzas de la población afroamericana con un importante componente de sátira y aires de superioridad. Es decir, se imitaban las formas musicales de los negros, no como homenaje, sino más bien para ridiculizarlas.

No se sabe a ciencia cierta cuando empezaron a llegar a Estados Unidos. Algunos piensan que es una evolución de la ópera inglesa cuando entró en contacto con las músicas negras sureñas de las plantaciones de Mississippi. Lo cierto es que a principios del siglo XVIII eran parte del paisaje cotidiano de los colonos. Aunque no será hasta el siglo XIX cuando adquieran verdadera popularidad. En un primer momento, estas actuaciones servían para cubrir los interludios de las obras de teatro o del circo. Sin embargo con el paso del tiempo adquirieron entidad propia.

En 1843, Dan Emmett and his Virginia Minstrels ofrecieron el primer espectáculo independiente en Nueva York, que obtuvo tal éxito que enseguida surgieron imitadores y rivales por toda la nación. Especialmente famoso fue el número 'Jump Jim Crow', creado por Daddy Rice, que imitaba a un negro de Kentucky que trabajaba en un establo.

En cierto modo, los minstrels están ligados a una tradición mucho más antigua: la de los curanderos que se valían de la música, los números cómicos y las bromas para vender todo tipo de medicinas y brebajes. Después de la Guerra de Secesión estas dos formas de entrenimiento popular vivieron una situación simbiótica. Musicalmente eran adaptaciones de canciones tradicionales irlandesas y escocesas y folk antiguo donde se introducían elementos de las worksongs. Se utilizaban el banjo y el violín como instrumentos principales, tocados desde la óptica que los blancos tenían de la música negra, aunque el resultado final distara bastante del original.

Ya en los primeros años del siglo XX, incluso músicos negros entraron a formar parte de las compañías de minstrel con el único requisito de pintarse la cara de negro y exagerar su negritud. Los afroamericanos incorporaron formas básicas de jazz como el  ragtime y bailes como el cakewalk. Para algunos intérpretes de blues supuso, además, la primera oportunidad de ganarse la vida ya que pudieron salir de gira y actuar ante un público numeroso. Grandes ciudades como Boston, Chicago o Nueva York se alternaban con otras poblaciones más pequeñas del Medio Oeste para acoger estos espectáculos. En muchas de ellas, una de estas compañias podía ser la única que llegara por allí en años.

Al acabar la Primera Guerra Mundial entraron en declive, debido en parte a los cambios del gusto popular -grandes producciones de Hollywood, auge del teatro musical de Broadway, inicio de la Era del Swing- y, sobre todo, a un cierta tolerancia racial. La última actuación de una compañía de minstrel de la que se tiene constancia tuvo lugar en Iowa en 1951.

Curiosamente, el mundo del cine rinde un particular homenaje a los espectáculos de minstrel con 'El cantor de jazz' (1927), la primera película sonora de la historia, donde el personaje protagonista, interpretado por Al Jolson, aparece con el rostro pintado de negro cuando interpreta el famoso número 'Mammy'.




miércoles, 4 de mayo de 2011

Nueva Orleans y su exótico carnaval de ritmos

King Oliver's Creole Jazz Band en 1921
Tuvo que ser fascinante. Una experiencia realmente embriagadora para el espíritu y única y estimulante para los sentidos. De esos momentos históricos que me hubiera gustado vivir en directo. Si pudiera retroceder al pasado y visitar un lugar y una época concreta, sin duda elegiría los primeros años del siglo XX, en Nueva Orleans, de entre mi lista de favoritos. Posiblemente en primer lugar.

Retrocedamos por un instante allí. Dejemos volar nuestra imaginación y viajemos con la mente hasta Congo Square, centro neurálgico del distrito viejo - el popular French Quarter- en el Nueva Orleans de principios del siglo pasado. Una multitud variopinta se congrega alrededor de los tambores; el  ritmo contínuo y preciso invita a bailar una danza frenética y tribal, los conocidos como ring shouts. Se oyen también desfiles de metales, cornetas festivas, bandas militares, marchas funerarias, el Mardi Grass...Todo era posible en Congo Square. Hasta los esclavos negros tenían vía libre por ley para cantar y bailar únicamente en ese lugar.

A diferencia de los orígenes del blues, en el rural y segregacionista estado de Mississippi, los comienzos del jazz tienen que ver con el carácter multiétnico, bullicioso y portuario de Nueva Orleans. También había racismo, por descontado, pero la herencia histórica (el estado de Lousiana perteneció a Francia y luego a España antes de pasar a formar parte de la Unión), la variedad racial (europeos, caribeños, africanos o norteamericanos), la amalgama cultural y el exotismo confirieron a la ciudad una atmósfera especial y un clima de efervescencia que ningún otro lugar del mundo tenía por aquel entonces. Por ese motivo suele decirse, en la historia oficial del jazz, que fue el caldo de cultivo ideal para el nuevo estilo...

Pero, ¿en qué momento exacto nació el jazz? ¿quiénes fueron sus creadores? ¿cuáles eran sus formas musicales?. Bien, aunque hay libros enteros que analizan estos aspectos en profundidad, voy a intentar dar unos matices aquí y ya entraremos más adelante en detalles. El jazz no nació un día concreto de la noche a la mañana, sino que se fue formando a través de diversas influencias y a lo largo de los años, en un período indeterminado que abarca casi todo el siglo XIX. El término más adecuado para entender el proceso sería sincretismo, es decir, mezcla de elementos culturales que anteriormente existían por separado, algo característico que se apreciará en toda la historia del jazz posterior.

Formas musicales como el ragtime (ritmos sincopados procedentes de los criollos negros),  los espirituales (cantos religiosos afroamericanos), el minstrel (representaciones teatrales cómicas donde los blancos pintados como negros ridiculizaban el estilo de vida éstos) y por supuesto el blues, se encuentran entre sus precursores. De todos ellos, los elementos estilísticos del ragtime y el blues se perfilan como la influencia decisiva para el surgimiento y evolución de la primera música jazz, ya en los albores del siglo XX.

Sin embargo hay otro aspecto determinante que no debemos obviar: el factor social. Storyville era por aquellos años el lugar al que todo el mundo iba. Una agitada vida nocturna se convirtió en el escenario idóneo para la proliferación de burdeles, mafiosos, diversión, alcohol y, como no, música. Pianistas, cantantes y bandas de toda índole vieron en la aparente libertad de The District (literalmente El Barrio, término utilizado por los propios músicos para referirse a Storyville) la oportunidad perfecta de ganarse la vida. Por allí se veía habitualmente a dos figuras claves en la historia del jazz:  Buddy Bolden, enigmático cornetista criollo, considerado como el 'Padre del Jazz', del que no se conserva ninguna grabación sonora y el pianista Jelly Roll Morton, emblemático personaje, borracho, fanfarrón y mujeriego que se atribuyó a sí mismo la invención del jazz.

Precisamente "Buddy Bolden's Blues" es una pieza homenaje de Jelly Roll Morton, interpretada a piano y voz, a uno de los temas más conocidos de Bolden, titulado "Funky Butt".

"Si no consigues poner aderezos españoles en las melodías, nunca tendrás lo que yo llamo el aliño adecuado para el jazz", Jelly Roll Morton.