martes, 5 de junio de 2012

El turbulento y huidizo predicador del blues


"Calificar sus interpretaciones de 'canciones' es una licencia poética. Son recitativos melismáticos, inquietantes y evocadores, impulsados por su nerviosa guitarra, que emplea sólo el material melódico y armónico más sencillo [...] Quienes quieran descubrir las raíces del blues en la épica de los griots africanos pueden defender sus tesis apoyándose en interpretaciones como éstas". 'Blues, la música del Delta de Mississippi'. Ted Gioia.

Cada cierto tiempo se hace necesario volver al blues; como se vuelve al primer amor. Para comprenderlo, para admirarlo, para respetarlo, para desenterrarlo, para descifrarlo, incluso para degustarlo, pero también para temerlo. Porque el blues no es apto para corazones limpios. La música de aquellos que vendieron su alma al diablo, de aquellos espíritus errantes que claman perdón, de aquellos bebedores impíos que buscan refugio en una guitarra, hace descender a los infiernos tan rápido como da la fama. Aunque el blues también pertenece a los que se encomiendan a Dios. No hay que olvidar la influencia de los espirituales negros. Pero no admite términos medios. O se le venera o se le odia. Y en esta ambivalencia tenemos a Son House, que podría ser la reencarnación de Jesús, si éste hubiera de venir de nuevo al mundo. O quién sabe, quizá la del diablo... Tal vez la de ambos.

Para Son House el blues era una música del diablo. De pequeño, sólo el mero hecho de coger una guitarra le parecía pecado. Nunca tuvo el más mínimo interés en dedicarse a la música. Trabajó recogiendo algodón, como operario de tractor, como chef de cocina, cargando maletas, como obrero, como ganadero... Múltiples ocupaciones en las que siempre usaba sus manos, pero nunca para acariciar un instrumento. De hecho, su técnica era bastante rudimentaria. Sus grandes palmas parecían golpear la guitarra con violencia, aporreándola en un estado de extásis, sometiéndola a su feroz voluntad mientras deslizaba con determinación el bottleneck a lo largo del mástil. Un simple acorde la bastaba para toda la canción. No necesitaba más.

Con la voz parecía estar recitando un salmo del Antiguo Testamento, un inquietante sermón que no dejaba indiferente a nadie. Escuchar la autobiográfica 'Preachin' the blues', uno de sus temas más famosos, no deja de ser una experiencia pertubadora, donde asemeja el blues con una homilía. Aquí se debate entre lo sagrado y lo profano. Él mismo solía pedir al público que eligieran entre Dios o el Demonio, porque ambos eran incompatibles para llevar una vida plena. Sin embargo a veces, su actitud contradictoria, hacía que se transfomara en un predicador que denunciaba las perversiones del blues. En otras ocasiones, sin embargo, se convertía en un bluesmen que ridiculizaba a la Iglesia.

Son House estaba fuera de toda convención. Imperturbable ante las circunstancias externas. Tocaba igual para 20 personas que para 20.000. Con la misma entrega, energía y dedicación. Ya podía estar hablando de amor, de la sequía o de una vaca, las palabras fluían de su boca como si estuviera pronunciado un monólogo incendiario. No es de extrañar que alguien de esa vigorosa personalidad inspirase, ni más ni menos, que al mismísimo Robert Johnson, quien se dice, fue su discípulo más aventajado. Además, su tosca ejecución en la forma de tocar la guitarra no ha impedido que el sonido de Son House sea uno de los más potentes y característicos de todos los que se oyeron en la región del Delta del Mississippi.


Doble nacimiento

Eddie 'Son' House Jr. nació un 21 de marzo de 1892 en Riverton a tan sólo 3 kilómetros de la localidad de Clarksdale (Mississippi), centro neurálgico del blues rural. Desde el principio fue conocido con el apodo de 'Son' para distinguirle de su padre, Eddie House Sr. guitarrista y cantante. Algunos historiadores, sin embargo, sitúan la fecha de su nacimiento en 1886. El propio House facilitó esta fecha para librarse del reclutamiento de hombres para la I Guerra Mundial. Aunque en su certificado de la Seguridad Social aparecía el año de 1902. A pesar de los antecedentes musicales en su familia, hasta los 20 años no aprendió a tocar la guitarra. Durante la infancia, asistir a la Iglesia, la oración y los encuentros religiosos ocupaban todo su tiempo. Incluso llegó a confesar que sintió una llamada divina para seguir los pasos del Señor.

Afortunadamente en 1927 sintió otra llamada. Un sábado noche vio cómo un numeroso grupo de gente se agolpaba en torno a dos guitarristas. El sonido que desprendían llamó la atención del joven House que lo describió como "el chillido de las cuerdas". En realidad los guitarristas estaban usando una pequeña botella medicinal a modo de bottleneck. Inmediatemente compró una guitarra de segunda mano, con la parte de atrás rota y con tan sólo 5 cuerdas. Uno de los guitarristas que escuchó aquella noche, Willie Wilson, le ayudó a repararla y le enseñó los primeros trucos. Otros guitarristas de Mississippi como Rubin Lacy y su especial hablidad en el cuello de botella, también le sirvieron de inspiración.

Poco a poco empezó a labrarse una reputación como guitarrista, aunque desde luego él mostraba una pasividad total ante una hipotética carrera musical. Abandonaba el instrumento durante largas temporadas, incluso años, para retomarlo después en una indiferente rutina. Aún así, cuenta la leyenda, que un jovencito Robert Jonhson escuchó el hipnótico sonido de House y desde entonces solía ir a todos los locales donde actuaba su maestro para, en los descansos de los espectáculos, coger la guitarra e intentar imitarle. Parece que no le fue mal...

Cuando ya se dedicaba profesionalmente a la música -aunque todavía no había realizado ninguna grabación- ocurrió un suceso oscuro. Fue acusado de homicido e internado en la Prisión de Parchman. Nunca llegaron a estar claras las causas de este internamiento (el propio House evitaba hablar del tema). Según parece una noche en el municipio de Lyon, Mississippi, House con unas copas de más, disparó contra un hombre que había enloquecido. Sin embargo años más tarde se descubrió la pieza 'Mississippi County Farm Blues' donde House confiesa en la letra que ingresó en prisión por el asesinato de una mujer, Vera Lee.

El apeadero de Lula

Parece ser que alrededor de 1929, salió de Parchman, más por algún tipo de intermediación familiar que por cumplir entera la enigmática condena. Consiguió un oferta para grabar, pero fue tal el fracaso comercial que no volvió a recibir más en mucho tiempo. Fue entonces cuando deasapareció del mapa. Además después de su salida de prisión un juez le aconsejó no dejarse ver más por Clarksdale. Deambuló por los caminos sureños hasta llegar a una pequeña aldea de 500 habitantes, el apeadero de Lula. Allí primero empezó a tocar en la estación de tren. Después consiguió trabajo en un café.

A pocas millas de allí se encontraba la choza donde vivía Charley Patton, que casualmente le había escuchado tocar en la estación y le propuso, en 1930, unirse a una grabación, junto otros músicos de Delta, que ya tenía concertada con la discográfica Paramount. En esa accidentada sesión- donde Patton y House se pelearon por una mujer, la pianista Louise Johnson- fue este último quien gozó de más horas de grabación. Los directivos de Paramount quedaron fascinados con su espasmódico sonido de guitarra y vieron en él una gran potencial comercial. Pero House no tardó mucho en decepcionarles. De hecho, fueron todo un fracaso de ventas, aunque años más tarde, esas grabaciones constituyen las piezas más valoradas por los coleccionistas. Temas como 'Dry Spell Blues', 'Clarksdale Moan' o el citado 'Preachin' the blues', ayudaron a forjar la leyenda de Son House.

Pero, otra vez más, volvió a desaparecer del mapa. Se cree que estuvo en Robinsonville, donde coincidió con Patton y con Robert Johnson. En los años 40, gracias a la ayuda de Muddy Waters, los Lomax consiguieron encontrarle y grabarle para la Biblioteca del Congreso. Pero un apático House confesó a Alan Lomax que tenía otras cosas en la cabeza y que no le interesaba nada el blues. En 1943, emigró al norte, a la pequeña ciudad de Rochester, en el estado de Nueva York donde su estilo rural no llamó la atención del público urbano. Tras unos intentos por actuar en locales del Barrio Negro, en 1948 abandona la música para dedicarse a trabajos físicos.

Resurgimiento

En julio de 1964 la revista Newsweek difundía la noticia de que se habían encontrado a Son House y a Skip James, los únicos grandes cantantes de blues rural que se seguían en paradero desconocido. En ese momento, Alan Wilson, vocalista blanco que un año más tarde fundaría el grupo de blues-rock Canned Heat, decidió emprender la búsqueda de House y recuperar su legado. La tarea no fue fácil. Después de unas pistas fallidas que le llevaron a Memphis, fue en esa ciudad donde consiguió la dirección de Rochester. Le envió el siguiente telegrama: "Si usted es el Son House que grabó para Paramount en los años 30 y para la Biblioteca del Congreso en los 40, por favor llame a cobro revertido a Memphis". Tras unos intentos en vano, House devolvió la llamada. La primera reacción fue de sorpresa porque nadie se había interesado por él en los últimos 20 años.

En aquella época, House se pasaba casi todo el tiempo encerrado en su casa, borracho y ni siquiera tenía guitarra. Padecía un pronunciado temblor en las manos que le dificultaba incluso coger un tenedor. Pero Wilson junto a otros músicos blancos que veneraban los viejos maestros del blues (los Rolling Stones, sin ir más lejos idolotraban a Muddy Waters) hizo todo lo posible para llevarlo de nuevo a los escenarios y conseguirle grabaciones. Se dice que el propio Wilson tuvo que darle unas clases al viejo House para enseñarle a tocar sus propias canciones. El caso es que se las arregló para que tocarán en el Festival de Newport, y el Carnegie Hall de Nueva York. Llegó a actuar en París, en 1967. Un tema habitual en su repertorio fue 'Death letter blues', que dejaba absorto a todo el mundo que la escuchaba con su macabra serie de acontencimientos [Esta mañana recibí una carta, ¿qué crees que decía? / Corre, corre, la chica que quieres ha muerto].

No es de extrañar que con este tipo de temática conectará de lleno con la generación de jóvenes del rock'n'roll. De hecho pudo salir de gira con alguno de esos emergentes grupos, al igual que hicieron sus colegas Muddy Waters con los Stones o John Lee Hooker con Canned Heat, pero House era auténtico hasta para eso. No pudo salir de gira porque pasó toda una noche enterrado en la nieve, tras desmayarse por el exceso del alcohol. Sufrió una congelación y tuvo que ser ingresado. En 1971, después de haber grabado algunos discos, decide retirarse definitivamente porque tenía las facultades físicas muy mermadas. Se traslada a Detroit donde pasa los últimos años de su vida ya alejado del blues. Muere de un cáncer de laringe en 1988. A la tumba se fue con la pesadumbre de haber elegido la senda pecaminosa del blues, en lugar de la carrera religiosa a la que aspiró toda su vida. Paradójicamente, como suele ocurrir en estos casos, el éxito que le había dado la espalda en vida, le vino con la muerte y sus discos empezaron a venderse como la espuma....

Para acabar dos fragmentos audiovisuales de temas comentados arriba, donde la expresividad y fuerza de la imagen y la música hablan por sí solas...


Preachin' the blues:




Death letter blues:


"Yo empecé predicando. Prediqué durante años. He pasado más tiempo predicando que haciendo estas cosas (refiriéndose a las canciones). Me ponía de muy mal humor cuando veía a un tío con una de éstas (en alusión a la guitarra) tocando esos viejos blues. ¡De muy mal humor! Y estoy tratando de conseguirme una Iglesia". Son House.

16 comentarios:

  1. Muy interesante, podemos decir que gracias a Dios se dedicó a la música y no a religión. Como siempre, gracias por ilustrarnos

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    1. Muchas gracias, compi!!! Bueno para muchos el blues es una religión... ;)

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  2. Trepidante y agridulce la vida de Son House, que reproduces con el virtuosismo a que nos tienes acostumbrados, Grooveman...

    No sé si el blues le metió el demonio a House dentro, pero está claro que algo le fue destrozando la vida desde las entrañas y sus canciones lo transmiten a la perfección...

    Gracias, maestro.

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    1. Muchísimas gracias, Isa (sin JMoya), la noche me inspira a hacer estas entradas. ¿seré un alma impía?

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  3. Son House, todos los caminos nos llevan a su musica.

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    1. Efectivamente, anónimo, incluso los Crossroads de Robert Johnson... Muchas gracias por el comentario!

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  4. De nuevo un placer pasar por aqui (esto se conviete en adicción), no tenía ni idea de la historia de Son House, ahora voy a descubrir un poco mas de su musica...

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    1. Muchas gracias, Sebas!! Me alegro habértelo descubierto. Cuidado con Son, es peligroso... y adictivo... ;) Un saludo

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  5. Hola Manu,
    Con permiso de expertos y reconociendo el nivel de Son como alto, me quedo con mister Johnson de largo. La entrada como siempre, fascinante y fascinada, me da más envidia el disfrute que adivino que la mestría que muestras.
    Un abrazo compañero!!!

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    1. Muchas gracias, Ferrán!! Hombre, hablar de Johnson son palabras mayores... ;) Un abrazo

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    2. Hola Manu, si creemos en lo afirmo Son House "el blues es musica del diablo", habría que felicitar al diablo por tener tan buen gusto musical.
      Saludos cordiales.

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    3. jeje, muchas gracias amigo Héctor!! Menos mal que no hizo mucho caso a su vocación religiosa...

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  6. Excelente entrada sobre uno de los más legendarios bluesman del Delta de Mississippi.
    Un músico atormentado por el diablo y que no tenía ninguna intención de ser "redescubierto" ni nada parecido.

    Lo dicho, enhorabuena por tu excelente blog
    Quisiera invitarte también a que, cuando gustes, visitases el mío ;-)

    Cordiales saludos.

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    1. Estimado Javier, muchas gracias por tu comentario. Bienvenido! Un placer tenerte por aquí. Me he metido en el tuyo y solo te digo que ya estás entre los recomendados de mi blog... Maravilloso!!!

      Un abrazo

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  7. Precioso artículo de uno de los músicos que más me han llegado al alma y que me han hecho llegar a la siguiente conclusión... el Blues no es lo que se toca sinó lo que se siente. Felicidades por tu artículo, lo comparto en mi facebook si no te importa.

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    1. Muchas gracias amigo anónimo! Bienvenido por aquí y un honor que lo compartas en Facebook. Saludos

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